Los trabajadores de las empresas salineras Barraca Deambrosi S.A, Torrevieja y Urusal se encuentran en conflicto en reclamo de mejoras salariales y laborales, y no descartan profundizar las medidas de lucha. Denuncian que sus planteos y propuestas “no siempre llegan a la Cámara de la Sal en los términos en que los trabajadores los formulan” y reclaman que la Cámara participe directamente en la negociación, con sus propios representantes, para “facilitar los acuerdos y evitar intermediarios”.
Sobre la situación del sector, el Portal del PIT-CNT dialogó con Wilson Maeso, integrante del Consejo Directivo de la FOEMYA y delegado de rama de la sal y de Barraca Deambrosi S.A; Carlos Achar, integrante de la Federación de Obreros y Empleados Molineros y Afines (FOEMYA) y delegado de base en Urusal; y Andrés Maciel y Fernando Castro, delegados del sindicato de sal Torrevieja.
Achar se refirió a la ronda de Consejos de Salarios iniciada a fines de agosto, en la que “no se llegó a nada por la intransigencia de la Cámara Salinera”, que -según dijo- “acudió a las instancias con una actitud negativa y sin voluntad de negociar”.
“Salimos con un acta de desacuerdo y nos encontramos en conflicto”, explicó. “Resolvimos realizar asambleas y volanteadas, colocar pasacalles, y cartelería e incluso llegar a las instancias de paros parciales”.
Achar recordó que la situación “se arrastra desde 2023”, cuando en el Consejo de Salarios “las cámaras empresariales también se negaron a los reclamos de los trabajadores”.
“Fuimos a votación, y desde entonces hemos estado en conflicto. Hace tres años que venimos así. Las patronales dicen que quieren acuerdos, pero cuando llegamos a la mesa solo presentan las bases del Poder Ejecutivo, y nosotros no estamos de acuerdo. Queremos mejorar los salarios, la salud mental y las condiciones de trabajo”, subrayó.
Reclamos concretos
Los trabajadores aspiran a lograr un convenio en la actual ronda de Consejos de Salarios. Presentaron una plataforma “muy concreta”, que incluye, entre otros puntos, el pago de algunos feriados no laborables -beneficio que ya aplica Barraca Deambrosi S.A- y la restitución de dos años de antigüedad que los trabajadores de esa empresa perdieron durante un proceso de reestructura.
“En su momento hubo una redacción errónea y mala fe por parte de la Cámara Empresarial”, explicó Achar. “Durante las conversaciones se había acordado devolver esos dos años, pero luego no sucedió. En la ebullición del conflicto, los trabajadores firmaron el acta y dos años después se dieron cuenta de que estaba mal redactada. Del otro lado tampoco hubo buena voluntad para corregirlo. Por eso, en esta ronda entendimos que debía ser un reclamo de todo el sector, para que los operarios de Deambrosi perciban su antigüedad real”.
Además, la plataforma incluye un incremento del 3,5% anual sobre la pauta salarial, cláusulas para la atención de la salud mental y la reducción de la jornada laboral.
“Es una propuesta razonable y concreta para poder llegar a un acuerdo”, insistió Achar, “pero no hubo voluntad ni de las empresas ni de la Cámara del sector. La contraparte solo ofrece la pauta salarial establecida por el Poder Ejecutivo”, remarcó.
Según el dirigente sindical, las cámaras también pretenden descontar un 0,91% del período anterior y “condicionar ese ajuste a la entrega de la cláusula de paz y de prohibición de conflicto”.
“Nosotros no estamos de acuerdo. Queremos negociar sobre nuestra plataforma, no sobre el 0,91%. Así no se puede avanzar, y no hubo ni siquiera una respuesta”, indicó.
“No es un sector en crisis”
Por su parte, Wilson Maeso cuestionó el argumento empresarial de que el sector de la sal no se encuentra en condiciones financieras de acceder a los planteos sindicales.
“Nos dicen que no pueden, pero la realidad es otra”, sostuvo. “Es una rama que importa entre 50 y 60 millones de kilos de sal al año y que se vende. La industria tiene registradas cuatro empresas en la Cámara, pero tres son las líderes(Barraca Deambrosi, Torrevieja, Urusal) y prácticamente no tienen competencia. Es casi un monopolio familiar. Ellos controlan el mercado”.
Maeso señaló que los trabajadores “ven la producción moverse constantemente, las ventas y la importación durante todo el año”, y remarcó que no existe información transparente sobre los resultados económicos. “Sabemos que no se para. No es un sector en crisis”, afirmó.
Detalló que la sal importada desde Chile -entre 50 y 60 millones de kilos anuales- y se destina al consumo doméstico, a la industria alimenticia, a frigoríficos, al agro y a curtiembres, entre otros destinos.
“No estamos de acuerdo con lo que dice la empresa sobre la competencia”, agregó. “Solo hay una pequeña competencia en los paquetes de medio kilo que se venden en los supermercados, pero eso es ínfimo en comparación con lo que manejan las empresas. Una sola de esas empresas produce unos 150.000 kilos mensuales, mientras que el total del sector mueve entre 2.5 y 3 millones de kilos por mes. El 95% de la industria está en manos de tres empresas: Barraca Deambrosi, Torrevieja y Urusal”.
Negociación directa
Maeso también señaló que antes en los Consejos de Salarios negociaban con los abogados de cada empresa por separado, pero que ahora las tres compañías comparten el mismo representante jurídico, lo que también demostraría un monopolio. “Muchas veces, a las empresas la información -a través de un representante jurídico- le llega distorsionada o sin la precisión necesaria de nuestros reclamos y por ello creemos que la Cámara debería participar directamente con sus propios representantes, para facilitar los acuerdos sin intermediarios, por que con el mismo abogado para todos, los mensajes llegan distorsionados”.
Dada la falta de avances, los trabajadores resolvieron implementar un plan de acción que incluye la difusión del conflicto mediante pasacalles, volanteadas, paros perlados y asambleas cada diez días en las distintas empresas, todas ubicadas en la zona metropolitana.
“Si no hay una propuesta concreta del otro lado, no descartamos que la conflictividad se extienda”, advirtieron por su parte los delegados Andrés Maciel y Fernando Castro.