
Venimos de una larga historia junto al pueblo uruguayo en defensa de nuestras empresas públicas y más precisamente de Antel. La empresa de telecomunicaciones de todos y todas, la empresa de las oportunidades, la empresa que ha acompañado la vida de todos. En cada hogar, en cada infancia, en cada trabajador y en cada adulto mayor.
Venimos de un período reciente difícil para todos los trabajadores pero para nosotros, los de Antel, particularmente complejo.
Enfrentar el discurso de la individualidad, el de: “hacé la tuya”, con una perspectiva colectiva, no solo por la naturaleza de nuestra organización sindical sino porque en toda la defensa de Antel hemos llevado en alto la bandera de que en nuestro país nadie puede quedar relegado. Y en eso hemos dado batallas y en eso hemos trabajado.
Desde el compañero que atiende el call center, los compañeros que se encuentran en cada oficina hasta los técnicos que con la artesanía en sus manos nos conectan con el mundo. Pero también aquellos que están detrás del telón, esos trabajadores administrativos que sostienen los engranajes y que en nuestra empresa aún están relegados.
También por los casi 400 compañeros que trabajan para Antel hace años y aún no son contratados de forma directa como les corresponde y siguen vinculados a través de suministradoras de personal.
Los trabajadores tenemos caras, tenemos historias, tenemos nombres, como lo tiene nuestro inmenso pueblo uruguayo.
En el día de ayer el Poder Ejecutivo detuvo la reglamentación de la tan nefasta ley de medios aprobada a pesar del máximo rechazo de los trabajadores de Antel, de nuestro movimiento sindical, de la sociedad civil organizada y del más amplio espectro institucional internacional.
Vemos con sumo optimismo dicha definición, mostrando una perspectiva distinta en la que los trabajadores seguiremos de cerca, aportando y luchando para que la misma no tenga desviaciones, para que nuestra Antel y las telecomunicaciones de nuestro país sigan afianzando la soberanía nacional y la democratización y acceso universal de todo nuestro pueblo.
Hoy no es un día más, cambió la orientación del viento y podemos decir con orgullo que no abandonar nuestras ideas y pelear por ellas siempre paga.
Saludamos a todos los trabajadores testarudos, porfiados que en la adversidad han mantenido las banderas en alto, con los sueños intactos y la esperanza colectiva de que la unidad, la solidaridad y la lucha es el único camino hacia la pública felicidad.
“Banderas en tu corazón, yo quiero verlas ondeando, luzca el sol o no”
¡VIVA SUTEL!