En el marco de la defensa de los derechos de todas las personas, en todos los lugares y en consonancia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, para la libertad, la igualdad y la dignidad de todas las personas. Con el claro propósito de la erradicación de la violencia de género y el acoso sexual, así como de todo tipo de violencia, es
que surge la necesidad de la actualización del Protocolo, como mecanismo y herramienta para su abordaje.
La violencia basada en género y el acoso sexual son una problemática social que está asociado a discriminación por razón de género y, por ello, requiere su reconocimiento público. Para ello es importante el involucramiento del Estado, las empresas, el sector laboral, sociocultural, educativo, sindical y a la ciudadanía toda. Asimismo, es necesario instalar planes de trabajo con diversas estrategias y herramientas para la eliminación de todo tipo de violencia y acoso, de manera de transformar la cultura, las normas, las organizaciones y la producción de subjetividades.
El acoso sexual como una manifestación de la violencia de género, es de alto impacto para las personas afectadas, siendo además pluriofensivo, ya que vulnera diversos derechos fundamentales de la persona acosada y tiene consecuencias graves que pueden manifestarse tanto en la salud física, mental, sexual como en el relacionamiento social, familiar, laboral, militante y/o educativo. Provocando riesgos psicosociales y deteriorando así el clima laboral, personal y de estudio, con posible aumento del ausentismo, bajo rendimiento, desmotivación, pudiendo provocar en última instancia la desvinculación.
Tanto la violencia basada en género como el acoso en sus diversas manifestaciones, es una forma grave de discriminación y de desconocimiento del respeto a la dignidad y a las relaciones humanas. Es una práctica inaceptable, que lleva a la deshumanización y que afecta principalmente a mujeres y a niñas, perjudicando su desempeño laboral y educativo, transformándose en un obstáculo para la igualdad de oportunidades y de desarrollo entre varones y mujeres.
En nuestro país, la creciente visibilidad del acoso sexual y la violencia de género en diferentes ámbitos de actuación, lo torna un tema social- mente relevante, siendo resultado de desigualdades genéricas y de poder.
El PIT CNT como organización comprometida con la defensa de los derechos humanos y abogando por la igualdad y equidad de género para toda la clase trabajadora, ha adoptado una decisión política, partiendo de la construcción del Protocolo de violencia desarrollado en el año 2010. Al actualizar este documento, a causa del compromiso con todas las personas que pudieran ser víctimas de violencia y acoso, asumiendo la responsabilidad de instalar mecanismos y procedimientos para actuar en dichas situaciones y que aseguren la prevención, protección, sanción, así como también desalienten conductas de acoso sexual, violencia de género y/o doméstica, igualdad de género, de trato y de oportunidades para todas las personas trabajadoras.