
La Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC) se declaró en conflicto con la dirección del nosocomio universitario y resolvió realizar un paro de actividades de 36 horas que comenzará este jueves 5 a las 18 y se extenderá hasta las 6 de la mañana el sábado 7 de junio. La UTHC reclama mejores condiciones laborales y cuestiona presiones laborales y escases de personal.
Según informó la UTHC, el paro de actividades es en el marco de un conflicto con la dirección del hospital universitario por decisiones de gestión que “afectan las condiciones laborales de los funcionarios”. También denuncian “abusos y persecuciones” y sostienen que la gestión actual tiende a transformar el hospital “en un negocio lucrativo con la salud”.
Valentina Melo, integrante de la UTHC informó al Portal del PIT-CNT que el sindicato no tiene comunicación de ningún tipo con la Dirección, aunque aclaró que en caso de que exista una instancia de diálogo concreto y efectivo, la medida de paro podría llegar a ser suspendida.
“Por el momento vamos a un paro de 36 horas que comienza el jueves y termina el sábado aunque esperamos tener algún tipo de instancia de negociación o comunicación, pero de momento no tenemos elementos nuevos”, dijo.
Tratando de entender
Melo es trabajadora administrativa del Hospital de Clínicas y además es licenciada en Bellas Artes. Como muchos de sus compañeros, enfrenta condiciones laborales que se han ido deteriorando con el tiempo. Según afirma, el malestar actual no es reciente. “Es una situación que viene de acumulación de problemas, con la gestión de Álvaro Villar, que ya va por su segundo período en la Dirección del hospital".
La funcionaria sostiene que con la conducción de Villar “las condiciones laborales comenzaron a empeorar en todo sentido”, al tiempo que los salarios del personal no docente fueron quedando rezagados con respecto a otros centros de salud. La razón de fondo, explica, tiene que ver con una peculiaridad estructural. “Somos una especie de bisagra. Por una parte somos educación y por otra parte somos salud, pero no somos ninguna de las dos. Cobramos como educación, pero nuestras tareas en general son de salud”.
Este desfasaje se traduce en diferencias salariales importantes, sobre todo cuando se comparan funciones equivalentes. “Por ejemplo, en el bloque quirúrgico se hacen las mismas tareas que en otros hospitales, pero se cobra bastante menos”, afirma.
A esta situación se suma el aumento de la "venta de servicios" dentro del hospital. “La salud es un gran negocio que mueve mucha plata”, advierte Melo. “Se produce más, hay más tareas, hay menos personal y además se cobra menos. Todo eso genera mucho enojo”.
La dirigente sindical denuncia también una “creciente tensión” entre la Dirección y los trabajadores, motivada por condiciones laborales inadecuadas, escasez de insumos y sobrecarga. “Hay compañeros que tienen que salir a buscar insumos para atender a los pacientes”, afirma. Y señala que muchos trabajadores enfrentan situaciones para las que no están preparados: “No todos fuimos formados para trabajar en un hospital. Yo perfectamente podría estar en otra dependencia de la Universidad. Enfrentarse todos los días con personas enfermas, en condiciones muy difíciles, también te afecta psicológicamente”.
La administración encabezada por Álvaro Villar, que asumió durante la pandemia, ha profundizado un estilo de gestión que Melo describe como “publicitario”.
“Pintan los edificios, todo se ve lindo por fuera, pero hacia adentro la realidad es otra. Muchas personas que se habían jubilado en los primeros años de su gestión lo hicieron no por edad, sino por no soportar más las condiciones laborales”, relata. “Eso te da una pauta de lo que se vive adentro”.
Según su visión, la Dirección adoptó una lógica más empresarial que universitaria o estatal. “Se acomoda a amigos o personas funcionales, se cae en presiones sindicales, y además se genera un montón de negocios con la venta de servicios”, denuncia. Ejemplifica con prácticas recientes como el programa de “Segunda Opinión”, en el que se paga por una consulta con un médico grado 3, 4 o 5, o la priorización de cirugías pagas en detrimento de pacientes del hospital que llevan más de un año esperando.
A pesar del malestar, los paros que realiza el personal no docente se cumplen con guardia gremial. “Todo lo que es urgencia se atiende”, aclara. “Además, nosotros no tomamos decisiones clínicas, no decidimos quién se interna, quién se opera o quién es más urgente. Muchas veces se nos culpa por los paros, pero no son decisiones que nos correspondan”.
La escasez de personal es otro de los problemas señalados. “Falta gente y no hay intención de reponer vacantes”, afirma. El hospital, que históricamente funcionaba en horario matutino, ha ampliado su funcionamiento, pero sin reforzar las dotaciones. “Ahora se trabaja mucho más, pero no hay una estructura que lo soporte. Se hace con mucho esfuerzo, pero no son condiciones dignas para nadie”.
Finalmente, Melo subraya que el problema no es solo presupuestal, sino también de gestión. “El hospital siempre tuvo problemas de presupuesto, pero también es tarea de las direcciones exigir mejoras. No se puede sostener únicamente con el esfuerzo de los trabajadores”.
Más de 2.500 trabajadores
El Hospital de Clínicas concentra una parte significativa del funcionariado de la Universidad de la República. Según estima Valentina Melo, actualmente trabajan allí cerca de 2.500 personas no docentes, lo que representa “cerca del 50% de todos los funcionarios de la Universidad, incluyendo el interior de país”.