Luego del encuentro del movimiento sindical con el presidente Yamandú Orsi y sus más cercanos colaboradores del Poder Ejecutivo, Marcelo Abdala, analizó en diálogo con el Portal del PIT-CNT la coyuntura actual, jerarquizó la propuesta de un diálogo social para generar acuerdos hacia una estrategia nacional de desarrollo y también brindó un mensaje de cara al 52 Aniversario de la Huelga General del 27 de junio de 1973.
El presidente del PIT-CNT valoró la importancia de cuidar y defender los espacios de diálogo, en tiempos en los que considera se deben buscar caminos de entendimiento que promuevan transformaciones en la matriz productiva del país y una estrategia de desarrollo nacional.
"Yo creo que el movimiento sindical -en línea con las resoluciones de nuestro Congreso Nacional Ordinario- planteó un proyecto de país, un elemento vertebral es la necesidad de convocar un ámbito de diálogo social que se encamine hacia una estrategia de desarrollo nacional.
Es notorio que el movimiento obrero tiene una visión crítica de la inserción internacional actual del país básicamente intensa en commodities y materias primas. En un mundo en donde está en juego una nueva división internacional del trabajo, es importante que nuestro país se ponga al objetivo de insertarse en cadenas productivas, en procesos de trabajo más sofisticados, que generen más valor y más puestos de trabajo, para que nuestro pueblo pueda vivir con una mejor calidad de vida del propio trabajo.
Eso está en juego en el mundo, está en juego en América Latina y también está en juego en Uruguay. Ya hay suficiente evidencia histórica de que el crecimiento del Producto Bruto Interno, impulsado por los precios de las materias primas, encierra en su seno la posterior caída, porque Uruguay es absolutamente marginal a la hora de definir los precios. Y si uno mira la historia, luego de cada periodo de crecimiento viene uno de caída que además, en general, viene asociado a cambios políticos y ajustes contra los derechos y los ingresos de la población trabajadora. Por tanto, si históricamente venimos haciendo las cosas de determinada manera y esta forma no da respuesta a los problemas del trabajo de calidad, bueno, entonces hay que cambiar la forma. Por eso, el planteo central del movimiento sindical al gobierno es la necesidad de pensar en las luces largas que permitan generar políticas de Estado y acuerdos rumbo a una estrategia de desarrollo diferente.
A partir de esta visión, planteamos lo mismo que habíamos sugerido de forma escrita en la nota que entregamos al presidente de la República en febrero, una concepción programática que fue ampliamente respaldada en el Congreso del PIT-CNT y que tiene que ver con esta estrategia de desarrollo, nuestra preocupación por el Presupuesto Nacional, nuestra preocupación por la ronda de Negociación Colectiva en los Consejos de Salario, nuestra aspiración a las 40 horas semanales con pagos de 48 horas y nuestra postura de que el diálogo social sobre seguridad social implique avances significativos que superen el detrimento que sufrimos los trabajadores con la ley 20.130. Y además, desde la perspectiva de erradicar la pobreza, planteamos la posibilidad de pensar en un tributo especial al 1% más rico de la sociedad uruguaya que genere oxígeno y condiciones para erradicar la pobreza infantil.
Eso rápidamente ya fue descartado por el Gobierno
Sí, la verdad no entendemos por qué, ya que cuando decimos el 1% más rico estamos hablando de un sector de la sociedad tan privilegiado al que esta propuesta ni siquiera le va a cambiar en lo más mínimo el ya elevadísimo nivel de vida que tiene; como también hay suficiente evidencia de que esto no obstruye de ninguna manera la posibilidad de inversión. Por lo tanto, nosotros vamos a persistir en el planteo y además lo vamos a ubicar como horizonte programático y ético en todas las acciones que emprenda el movimiento sindical.
La idea es dar esa discusión
Por supuesto. Es lo que hacemos siempre, con fundamentos, con datos, con estudios, y con convicciones. Por nuestra parte, hay mucha iniciativa, mucha capacidad de propuestas, pero faltan las respuestas.
Veremos en las instancias de los Consejos de Ministros y desde el Poder Ejecutivo en general, qué elementos nos van a responder a estas iniciativas.
En el Presupuesto tiene que haber información, los criterios del Poder Ejecutivo, los Consejos de Salarios, eso es ahora, en estos días y confiamos que recibiremos información. Pero las propuestas más estratégicas nosotros todavía tenemos la esperanza de que se instrumenten.
El movimiento sindical todos los años organiza campañas solidarias de abrigo y alimentación para atender urgencias en barrios de todo el país. ¿Cómo observa el actual contexto en el que fallecieron seis compatriotas en situación de máxima vulnerabilidad?
Es nuestra gente. No murieron de hipotermia ni de enfermedades, murieron de desigualdad y de pobreza. El actual es un régimen social que nos interpela porque en el actual estado de cosas, 'sobra gente', este sistema genera 'población sobrante' y nosotros no nos podemos acostumbrar pasivamente a esa realidad. Acá no sobra nadie. Obviamente que, una vez más, como todos los años, ahora lanzamos una campaña de solidaridad, pero eso tiene que ir en línea con políticas estructurales que resuelvan el problema de fondo. Y lo que la gente quiere es trabajo, trabajo de calidad y eso tiene que ver con una estrategia de desarrollo diferente.
Estamos en pleno tiempo de rebrotes fascistas, ¿qué lectura hace el movimiento sindical de un nuevo aniversario de la Huelga General de 1973?
Yo creo que es el acontecimiento histórico más conmovedor y más contundente de una clase social, la clase trabajadora, en defensa de la democracia y en defensa de una perspectiva histórica. Una señal de la convicción práctica de que el movimiento obrero uruguayo, que se organiza sobre la base del internacionalismo, porque la Huelga General se resolvió ante el golpe de Estado en Brasil que fue en el año 1964 y fue la primera expresión de la contraofensiva del imperialismo en el cono sur de América Latina, que finalizó en el fascismo y la coordinación represiva, la OCOA, la coordinación represiva contra todos nuestros pueblos en el Cono Sur de América Latina. Fue una demostración de la legitimidad y la gravitación de una concepción estratégica, porque una huelga de ese tipo no se hace desde la dirección. Estuvo preparada con cientos de asambleas en los lugares de trabajo, con discusiones, con el propio proceso de hacer nuestro el programa del Congreso del Pueblo, con el propio proceso de la firmeza de principios, pero también la flexibilidad táctica, la sabiduría de no convertir en cuestión de principios lo que no lo era y la unidad que cristalizó en octubre del 66, la unidad de toda la clase trabajadora en la CNT. Fue una expresión de una visión de una clase que sabía que para luchar por la emancipación el contenido de nuestra emancipación también es el contenido de la democracia cada vez más profunda y un hecho conmovedor. Los trabajadores ocuparon sus lugares de trabajo, una y otra y otra vez eran desalojados por las fuerzas represivas, por las fuerzas armadas en este caso y nuevamente volvían a ocupar. Fue una gesta que -en definitiva- generó las condiciones a partir de la posterior resistencia en la clandestinidad, pero también en la cárcel y en el exilio, de que nuestro pueblo reconquistara la democracia. Sin esa Huelga General no hubiera habido plebiscito del 1980; sin esa Huelga General no hubiera existido el 1° de mayo de 1983 y toda la posterior contraofensiva democrática de nuestro pueblo que fue quien tiró la dictadura.