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Política industrial
Enrique Méndez (FTIL): “El cierre de CONAPROLE en Rivera es una decisión irresponsable y una amenaza para el interior”
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Enrique Méndez

El dirigente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), Enrique Méndez, advirtió que el cierre de la planta 14 de CONAPROLE en Rivera “profundiza la desindustrialización del interior, pese a que la empresa mantiene altos niveles de rentabilidad”. Sostuvo que se trata de una decisión política para concentrar la producción en el sur del país, lo que afecta empleos de calidad y el desarrollo territorial.

Asimismo, Méndez reclamó al Poder Ejecutivo una postura firme y políticas de fondo, como una Ley de Lechería, y medidas para garantizar tierras y cuencas productivas que sostengan la industria en los departamentos.

El pasado viernes 4 de julio la FTIL mantuvo un encuentro con la ministra de Industria, Energía y Minería, María Fernanda Cardona, para realizar una puesta a punto sobre la situación del sector lácteo. Si bien la reunión se convocó a raíz del reciente anuncio de cierre de la planta 14 de CONAPROLE en Rivera, los trabajadores aprovecharon la instancia para abordar la situación general de toda la industria.

En tal sentido, Méndez explicó al Portal del PIT-CNT que los trabajadores manifestaron su “profunda preocupación” por lo que significa este cierre. Dijo que no se trata de una empresa en crisis, sino de una definición empresarial que empuja a la desindustrialización del interior del país. “CONAPROLE no despide a los trabajadores, pero sí los obliga a una mudanza psicosocial, es decir a trasladarse 400 kilómetros, dejando atrás familia, amigos y comunidad, para concentrar su vida y su trabajo en el sur y eso también es una irresponsabilidad empresarial con las familias y con toda la sociedad del departamento”, señaló. 

Recordó que CONAPROLE es una cooperativa “con rentabilidad envidiable para cualquier empresa uruguaya, y su último balance reflejó más de 90 millones de dólares de ganancias, de los cuales 70 millones se redistribuyeron entre sus socios cooperarios”. Pese a eso, y aunque la planta de Rivera es rentable, se proyecta cerrarla argumentando pérdidas futuras dentro de dos o tres años. “Esto es una definición política de la empresa -sostuvo Méndez- y el Poder Ejecutivo debe tener una postura clara, marcar una política industrial y exigir mayor compromiso social a una empresa que nació por ley, con apoyo estatal, y que sigue recibiendo respaldo público”.

Méndez dijo que CONAPROLE es la principal industria láctea de Uruguay y una de las más reconocidas de América Latina, con inversiones millonarias, avaladas incluso por el Banco República y la Unión Europea. “No puede ser que se sigan cerrando plantas en el interior, concentrando toda la producción y el valor agregado en la zona metropolitana”, afirmó.

La planta de Rivera, relató Méndez, era originalmente la Industria Láctea de Rivera, una cooperativa que en los años 80 procesaba leche fresca, queso y manteca. CONAPROLE la adquirió y redujo su producción, “primero dejó de elaborar queso y manteca, y luego se concentró en la bolsita de leche fresca, que además distribuía junto con otros productos procesados en Montevideo. Esta leche en bolsita es la que accede la población con menor poder adquisitivo, ya que su precio puede ser controlado”. Agregó que hoy, las políticas empresariales desalientan la venta de la leche en bolsa y la leche en caja no quedará regulada en precio por el Estado”.

Históricamente, la leche en bolsita se procesaba no solo en Montevideo, sino también en San Carlos, Canelones, Florida, Flores, Colonia (Tarariras), Soriano y Parada Esperanza (Paysandú). Este esquema distribuía trabajo y desarrollo en varios puntos del país. Sin embargo, hoy toda esa producción se concentra en el sur. “Rivera apenas procesa 20 mil litros, pero si no los procesa, todo termina viniendo a Montevideo”, lamentó Méndez.

Esta situación se suma al cierre de otras plantas: la de Salto de Lactalis Parmalat, empresa líder mundial en alimentación y lácteos, y la planta de Cardona está a la espera de una posible reapertura. “No estamos ante una crisis del sector lácteo”, enfatizó Méndez. “Hay empresas fuertes, con gran respaldo económico, que deciden centralizar la producción, eliminando trabajo y desarrollo en los departamentos. Es una decisión política”.

El dirigente de la FTIL recordó también otras plantas cerradas o en riesgo, tales como Pili en Paysandú; Calcar en Carmelo; Tarariras, que los trabajadores defienden para mantenerla abierta; y San Carlos, cerrada por CONAPROLE. “Hay un proceso de despoblamiento del interior. No estamos hablando de empresas deficitarias, sino de definiciones empresariales que priorizan maximizar ganancias”, subrayó. “En Rivera, la informalidad laboral supera ampliamente el 40% -con lo que duplica el índice nacional- y la diferencia cambiaria con Brasil impacta fuertemente. Mantener una planta industrial allí es clave para ofrecer empleo de calidad”.

Méndez aseguró que los trabajadores presentaron propuestas concretas antes de que CONAPROLE fijara una fecha de cierre (31 de octubre). “A disgusto, sí, pero hicimos propuestas para reducir costos operativos en Rivera, planteamos incentivos estatales para sostener la producción en zonas de frontera y políticas específicas para estas regiones, con el fin de generar empleo y competitividad”, detalló.

Según informó, la ministra Cardona se mostró preocupada y anunció que se reunirá próximamente con la empresa para luego volver a comunicarse con los trabajadores. “Esperamos que ese encuentro se concrete y que se garantice el compromiso de sostener estas fuentes de trabajo”, dijo Méndez, quien agregó que plantearán lo mismo al ministro de Trabajo, Juan Castillo.

Ley de lechería

El dirigente sindical remarcó que CONAPROLE nació por ley y toda la industria láctea ha recibido siempre apoyo del Estado y la sociedad. “Hay recursos públicos que sostienen esta actividad. Pero faltan políticas de fondo. Necesitamos una Ley de Lechería que impulse un desarrollo territorialmente equilibrado, que promueva la generación de cuencas productivas en el interior y garantice tierras accesibles para los pequeños productores”, afirmó Méndez.

En ese sentido, subrayó que uno de los problemas es que cada vez se produce más leche con menos productores y menos hectáreas. “Hoy solo el 4,5% de las tierras del país se destinan a la lechería. Además, el 45% de esas tierras son arrendadas y muchos pequeños productores no pueden sostener los altos costos de la renta”. 

“En ese sentido, el rol del Instituto Nacional de Colonización es clave para facilitar el acceso a la tierra”, planteó, aunque advirtió que depende de a quiénes se les otorguen esas tierras. “Si es para pequeños productores familiares, lo apoyamos; si es para los mismos grandes productores que concentran la producción, no tiene sentido”.

Finalmente, Méndez insistió en la necesidad de pensar estrategias territoriales. “Hay que generar cuencas donde se mantengan las plantas abiertas, como Calcar, Rivera, Coleme y tantas otras que han ido desapareciendo. Si hoy los industriales se retiran, destruyen lo poco que queda”.

Asamblea

Este lunes se desarrolló una asamblea general en el departamento de Rivera de la que participaron los trabajadores afectados y una delegación de la FTIL que se trasladó al norte del país para informar de primera mano todas las gestiones realizadas con integrantes del Poder Ejecutivo. 

En tanto el próximo jueves 10 de julio, también en la ciudad de Rivera, se realizará el Consejo Nacional de Delegados de trabajadores de CONAPROLE, con la participación de la Mesa Ampliada de la FTIL y el Plenario Intersindical de Rivera del PIT-CNT. En horas de la tarde, se realizará una actividad con las fuerzas vivas del departamento, autoridades nacionales y locales, legisladores departamentales y nacionales en la Casa del Maestro, en busca de un consenso departamental en defensa de los puestos de trabajo, en defensa de la industria y por el "No al cierre de la Planta 14 de CONAPROLE".

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