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Editorial
El crecimiento no puede ser un privilegio para pocos, sino un derecho para todos
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Abdala

Estamos viviendo jornadas especiales, el jueves 3 de abril, como PIT-CNT llevamos a cabo un rico intercambio con la Confederación Gremial Empresarial acerca del porvenir del Uruguay.

En ese diálogo surgieron las preocupaciones comunes que tenemos acerca del futuro de nuestro país, especialmente de su desarrollo integral, su crecimiento económico y de la creación de más y mejores puestos de trabajo. Sin dejar de lado nuestras diferencias (inherentes a una sociedad de clases) ni a ninguna de nuestras posiciones sobre los temas de agenda y de largo aliento, entendemos que construir acuerdos para el desarrollo del país se hace imprescindible mirando al mediano plazo. 

Desde la central sindical, hemos planteado con claridad que el modelo productivo actual no es suficiente para garantizar una vida digna a los tres millones y medio de uruguayos y uruguayas. No basta con esperar que los vaivenes del mercado global nos sean favorables. Es necesario construir, con trabajo y decisión política, un desarrollo que no esté solamente sujeto a los caprichos de los precios internacionales de las materias primas, sino que -sin dejar de producir los bienes y servicios en los que históricamente el país se ha destacado- se logre caminar hacia una estructura económica menos primarizada y con valor agregado. Uruguay no es un país que pueda competir por su escala, por eso entendemos que la calidad de nuestros bienes y servicios, creados con trabajo altamente calificado, debe ser una marca registrada si queremos despegar como país.

Para desarrollarnos necesitamos crecimiento sostenido con justicia social y servicios públicos de primer nivel, que garanticen, educación, vivienda, salud y seguridad a nuestra gente. No alcanza con discutir salarios y condiciones de trabajo si el país no tiene una estructura productiva capaz de generar empleo de calidad, altamente productivo y en condiciones de competir. Por eso, la reducción de la jornada laboral, el crecimiento del salario real y el fortalecimiento de las leyes laborales, que impactarán en el consumo interno, deben ir de la mano con una estrategia que garantice la sostenibilidad del trabajo y del ingreso.

El Uruguay del futuro no se construye con medidas aisladas ni con recetas importadas. Se construye con la participación de todos los actores sociales, con planificación y con el compromiso de que el crecimiento no puede ser un privilegio para pocos, sino un derecho para todos. 

Por eso, proponemos un ámbito de diálogo tripartito, donde trabajadores, empresarios y el Estado puedan debatir y construir consensos en torno a una estrategia nacional de desarrollo. Sabemos que hay diferencias con el sector empresarial (y con el gobierno, el actual y los anteriores) en diversos aspectos, pero también es cierto que hay espacios de coincidencia, como la necesidad de mayor inversión, más innovación y mejores condiciones para el desarrollo productivo del país. En este sentido, saludamos la apertura al diálogo y esperamos que este encuentro no sea un hecho aislado, sino el inicio de un proceso serio y sostenido en el tiempo.