El resultado que hoy podemos afirmar es que se logró que miles de estudiantes puedan continuar su carrera y que decenas de docentes sigan trabajando en Formación en Educación.

Este triunfo es el fruto de la organización y movilización de los gremios estudiantiles y del sindicato, de la capacidad de hacer propuestas y de negociar, de las redes de solidaridad de las organizaciones hermanas, en definitiva un triunfo del movimiento social organizado.

Es cierto que no se logró todo lo que hubiéramos querido, pero se abrieron ámbitos de negociación nuevos que es necesario fortalecer para que no se repitan situaciones de eliminación de decenas de grupos sin la participación de los directamente involucrados. A la interna del sindicato nos sirvió para fortalecer nuestros vínculos organizativos, para incorporar a distintos compañeros y compañeras a los ámbitos de negociación colectiva y sumar más trabajadores a nivel nacional.

Mención aparte merecen el show político que desde la oposición y el gobierno hicieron del conflicto, desgarrándose las vestiduras y demostrando una vez más que la educación no puede estar sujeta a los cambios electorales. La autonomía y el cogobierno deben ser pilares fundamentales en la gobernanza de la educación.

La Universidad de la Educación pública, autónoma y cogobernada sigue siendo una meta impostergable que debe hacerse con los estudiantes y trabajadores de la educación.

La lucha nunca es fácil, implica mucha entrega y postergaciones, pero ha quedado demostrado en las distintas administraciones que en la Formación en Educación hay una reserva ético profesional, de compromiso militante que hoy saludamos.

¡Arriba las y los que luchan!