Los trabajadores de la empresa láctea Claldy, en Young (Río Negro), que mantienen desde hace aproximadamente cien días una carpa frente a la planta en protesta por los 32 despidos -todos ellos sindicalizados- y por la negativa de la compañía a implementar seguros de paro rotativos, participarán el lunes 17 de noviembre en la Mesa de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL). Allí definirán nuevas medidas de lucha, incluyendo la posibilidad de iniciar una huelga de hambre.
La vida transcurría sin mayores sobresaltos en Young, con los vaivenes cotidianos de gripes, celebraciones, madrugones, mates, tostadas, abrazos y sueños templados. Días más o menos felices. Hasta que un día todo se vino abajo. Fue ese fatídico 8 de agosto en el que la empresa Claldy decidió despedir a 32 trabajadores pertenecientes al sindicato.
Un lacónico mensaje de whatsapp anunciaba el final para decenas de familias, casualmente, todos trabajadores pertenecientes al sindicato.
Fueron horas complejas de incertidumbre, confusión, bronca y rebeldía.
"Tenemos que bajar los costos" decía el mensaje enviado a los trabajadores, que incluía la vetusta y desacreditada explicación de que "la situación está complicada".
Claldy -como lo han hecho tantas empresas- alegó la necesidad de realizar una reestructura, como forma de justificar despidos antisindicales.
La respuesta sindical se concentró en la instalación de una carpa frente a la fábrica en rechazo a la medida y a la negativa patronal de aceptar la propuesta de implementar seguros de paro rotativos.
"Al principio éramos muchos pero las semanas y meses fueron pasando, algunos fueron aceptando el despido incentivado y ahora vamos quedamos menos". Según explicó al Portal del PIT-CNT el referente de Trabajadores Unidos de Claldy (TUCLA), Aníbal Apollonia, el paso del tiempo fue desgastando a cada familia. El cansancio hizo mella. Mientras tanto, la empresa continuó con su plan.
"Todo se hace muy cuesta arriba, porque cada uno tiene una familia por la que responder y la realidad es que Young no es una comunidad que se caracterice por valorar los procesos colectivos. No es fácil ser sindicalista y defender la herramienta en esta tierra, a eso se le suma que algunos de nosotros ya estamos grandes, somos mayores de cincuenta, y todo se ha transformado en una pelea por sobrevivir, por llevar el pan a casa, a nuestras familias, pero no es fácil".
Aníbal tiene dos hijos y ellos están al tanto de todo. Álvaro que ya es mayor de edad (19) y la más chica, Malena, que tiene nueve años, va a la escuela, hace las tareas que le manda la maestra y muchas veces va a la carpa a pintar carteles. "Por más que uno trata de no contaminar a la familia, ellos son parte, las familias sufren con nosotros".
La carpa que aún resiste los despidos de Claldy ya fue visitada por mucha gente solidaria, integrantes de distintos sindicatos y federaciones, algunos legisladores y ocasionalmente, también por medios de prensa que preguntan cómo sigue la marcha del conflicto.
En el transcurrir de los casi cien días, también hubo algunos episodios violentos, con insultos y amenazas, por parte de algún algunos que el sindicato identificó como "provocadores".
Incluso Aníbal fue embestido por un auto conducido por un individuo que fue reconocido como uno de los autores de los insultos y amenazas. "Hicimos la denuncia, creímos que iba a dar sus frutos porque incluso había cámaras, pero hasta ahora no pasó nada".
Hasta aquí, las semanas transcurrieron entre resistencia, desgaste y cansancio. Al inicio la carpa fue un espacio de mucha reflexión, con guisos compartidos y mates eternos. Con el paso de los días, los guisos fueron menguando.
"Algunos nos soltaron la mano", asegura.
Por estas horas, quedan muchas palabras de agradecimiento a la solidaridad de otros sindicatos y la convicción que es hora de trasladar la protesta a la capital.
Decisiones
El lunes 17, una delegación de trabajadores de Claldy participará de la Mesa de la FTIL, instancia que definirá los próximos pasos en este conflicto que ya lleva más de tres meses. “Estamos en una sintonía de lucha, de aguantar y de generar un espacio para lograr el objetivo, que es volver a nuestro trabajo. No nos interesa el despido. Por eso el lunes, iremos a la Mesa de la FTIL y conversaremos con los compañeros de la federación. Vamos a ver qué se resuelve. Pero no descartamos nada, incluso la huelga de hambre".
Por otra parte, desde la FTIL se explicó al Portal que siguen esperando una respuesta del director nacional de Industria (MIEM) -que es quien preside el Fondo de Reconversión de la Industria Láctea (FRIL)- al planteo de la federación sobre la recomposición de los puestos de trabajo y también, sobre los recursos que el Estado le otorgó a Claldy para una supuesta reconversión que claramente, no admitía despidos. "La FTIL sigue aguardando la respuesta", indicaron.