El Sindicato Único del INAU (SUINAU) expresó que la adolescente que falleció en Rivera el pasado 8 de mayo, víctima de explotación sexual, no se encontraba bajo el amparo del Instituto Nacional del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). Asimismo, manifestó su sorpresa y desagrado hacia el presidente del Directorio de INAU, Guillermo Fossati, quien insinuó que las adolescentes “eligen” exponerse a riesgos, calificándolo como una demostración de profunda ignorancia sobre la explotación sexual.
De acuerdo con la información proporcionada por el SUINAU, la adolescente, que había sido devuelta a su familia en marzo por orden judicial, requería atención psicosocial que debía ser proporcionada por el Estado.
Asimismo, el sindicato denuncia una “crisis grave” en el INAU, exacerbada por la falta de recursos, la gestión deficiente y los conflictos internos, y exige respuestas y acciones inmediatas del Gobierno.
“El INAU está en una situación caótica, de crisis gravísima, la más grave que se haya visto en los últimos 25 años. Porque a la falta de recursos, a la pobreza, a la violencia, al resquebrajamiento del tejido social y a la pésima gestión, ahora se suma una crisis política en el propio seno del Directorio con enfrentamientos personales”, denunció el gremio.
Declaración completa del SUINAU
El viernes pasado, el diario “El País”, publicó una nota que se le realizara al presidente del Directorio de INAU, Dr. Guillermo Fossati. Anteriormente, el 10 de julio, el diario “El Observador” hacía lo propio; en ambas notas, el disparador fue una situación puntual, dramática, grave, como lo es la muerte de una adolescente de Rivera, víctima de explotación sexual, quien estuvo bajo el amparo de INAU.
Como sindicato, por lo general evitamos salir a comentar declaraciones de jerarcas institucionales, dado que preferimos la comunicación directa en los ámbitos de negociación colectiva que corresponden. No obstante, hay excepciones, y esta es una de ellas.
Francamente nos sorprende, y no de forma grata, que se deje entrever que las adolescentes, resuelven voluntariamente exponerse a situaciones de riesgo. Eso es lisa y llanamente una demostración de la más profunda ignorancia respecto de lo que supone ser víctimas de uno de las peores violaciones de los derechos humanos que existen y de cómo las impacta en sus cuerpos y en sus mentes. En la mayoría de los casos, estas víctimas que son captadas, tienen un perfil preexistente a su captación, determinado por haber atravesado situaciones anteriores de violencia o desatención familiar, lo que las convierte en blanco fácil por su grado de vulnerabilidad. Lo último que necesitan es que además se las responsabilice y que quien lo haga, sea justamente el jerarca máximo de la institución que debe protegerla.
El mismo jerarca, da cuenta de que existían informes psicosociales que determinaban que la adolescente necesitaba atención en su salud psicológica y psiquiátrica específica y supervisión continua. Esa atención y ese monitoreo, lo debe proveer el Estado, a través de las distintas instituciones, de las cuales, una de ellas es el INAU.
Pero es importante aclarar algo que nadie ha dicho claramente hasta el momento: la adolescente que lamentablemente perdió su vida de manera trágica el 8 de mayo del 2024, hacía varios meses que ya no estaba al amparo del INAU como ha trascendido en los medios de comunicación y jerarcas de la institución se han hecho eco de esa información. Por determinación del Poder Judicial la misma jueza que en octubre de 2023 definió el ingreso a Centro Femenino de Rivera, ya que la adolescente había denunciado que sufría violencia intrafamiliar; en marzo del 2024 definió el egreso de la adolescente nuevamente con su familia. Es decir que, la tenencia de esta adolescente desde marzo en adelante era responsabilidad de la madre, quien contó con el apoyo y acompañamiento del equipo del Centro Femenino para hacer todos los controles médicos de la última etapa del embarazo, cosa que está registrada.
No decimos esto para deslindar responsabilidades institucionales, porque sí creemos que nuestra Institución debería dar respuestas mucho más efectivas que las que da, pero si sabemos el compromiso que asumió el equipo de trabajo a pesar de no contar con todos los recursos necesarios para poder afrontar todas las situaciones que se presentan.
Entonces estas situaciones se agravan cuando en una institución tan compleja como el INAU se sufre una crisis interna brutal donde el Presupuesto no solo se achica sino que además no se ejecuta en su totalidad, cuando el personal para atender muy especialmente estos casos, no es suficiente y no se les ofrece la formación especialísima que se requiere; cuando las propuestas de los hogares donde son alojadas, no existen o no se pueden llevar a cabo porque los edificios son inapropiados y en su mayoría están destruidos, porque los recursos humanos y materiales son insuficientes, porque los proyectos no son atractivos ni viables, porque la gestión es deficitaria, porque las coordinaciones con las otras instituciones públicas son engorrosas y los resultados que se necesitan en forma urgente son tardíos, cuando la pobreza ha crecido, se ha infantilizado y se ha feminizado, cuando la violencia sigue creciendo exponencialmente año a año, cuando más del 90% de las situaciones de abuso sexual y de violencia ocurre dentro de las propias familias o en sus entornos más cercanos, cuando se sigue sobre diagnosticando a la institución, a su población atendida, pero las respuestas que se ensayan son improvisadas y a todas luces tardías y poco eficientes, cuando el consumo problemático de drogas está presente también en mucho de los casos, cuando se insiste y promocionan programas de acogimiento familiar que en algunos departamentos parecen ser más un negocio para quien lo ejecuta, que una solución para los niños, niñas y adolescentes que allí se atienden. Cuando todo eso se combina, lo que pasa es lo que veníamos anunciando desde hace varios años.
El SUINAU no solo ha venido dando a conocer y denunciando estas y otras cuestiones, sino que advirtió en la propia institución, en el Parlamento a través de sus distintas comisiones, en la INDDHH, a diferentes integrantes del Poder Ejecutivo, a la opinión pública, que el resultado de todos estos años de parches o de faltas de respuestas directamente, iba a ser trágico e iba a recaer sobre los más débiles.
Las veces que lo dijimos se nos acusó de sensacionalistas o exagerados, cuando hablamos de crisis, nos decían que el sistema (hablando del Sistema de Protección de 24 horas) estaba tensionado, pero no en crisis. No nos alegra tener la razón y vernos en la obligación de decir que, el INAU está en una situación caótica, de crisis gravísima, la más grave que se haya visto en los últimos 25 años. Porque a la falta de recursos, a la pobreza, a la violencia, al resquebrajamiento del tejido social y a la pésima gestión, ahora se suma una crisis política en el propio seno del Directorio con enfrentamientos personales entre los integrantes Directorio y la máxima autoridad luego del mismo, que es la Dirección General, acusa deliberadamente que existe una persecución política contra ella para perjudicar al ex presidente de la institución, acusaciones cruzadas de todo tipo que aparte se hacen públicas, lo que no solo generaliza el caos institucional, sino genera un ambiente laboral pésimo y triste. Todo esto debería tener una respuesta inmediata desde el Gobierno, que hasta ahora no se visualiza.
O sea, estamos ante el peor de los escenarios, donde quienes tienen que tomar importantes decisiones que tienen que ver con niños, niñas y adolescentes, con recursos económicos para su atención, con sus trabajadores y trabajadoras; están enfrentados y distraídos en sus disputas internas, impactando obviamente en forma muy negativa en todo el funcionamiento institucional.
Cuando levantan la mirada, obligados porque tomó estado público algo tan irreversible y doloroso como es la muerte de una adolescente, no tienen mejor idea que sacarse responsabilidad de encima, balbuceando alguna explicación que pasa por culpar a las víctimas o a los trabajadores, o incluso esbozando ideas de nuevas modalidades de atención como si quien preside el INAU no fuera parte del Gobierno, es decir sin hacerse cargo de nada, tal como si vivieran en una realidad paralela y lo peor de todo dando información en los medios de comunicación que evidentemente no la chequearon antes.
Mientras tanto, en los últimos años, el SUINAU además de visibilizar estas cuestiones, elaboró propuestas en distintos momentos, como la presentación ante el Directorio del Protocolo de Atención a Situaciones de Alta Complejidad en 24 horas (2019), Debate sobre la modificación a la Ley de Adopciones (2020), Campañas de difusión de la situación institucional con charlas en el propio parlamento referidas al Derecho a vivir en Familia (2021), Monitoreo de Servicios de Protección 24 horas a nivel nacional (2022), Análisis del informe anual del SIPIAV Contra la Violencia (2023), para la Sensibilización sobre el uso de Drogas (2023) y más recientemente, a través de la Comisión de Programa, la presentación a los otrora precandidatos presidenciales, de un documento conteniendo un Plan de Emergencia para la Niñez y la Adolescencia para el próximo quinquenio (2024).
Todo esto se ha hecho junto a las movilizaciones y reclamos de más personal, mejores edificios, concursos para la carrera funcional, capacitación para poder atender situaciones cada vez más complejas, cese de la violencia institucional y de los abusos de poder. En reclamo por mayor Presupuesto también exigimos una mejor gestión y que haya una política de Estado seria, hacia la infancia y la adolescencia, que no se reescriba cada 5 años y que no se vea afectada por otra cuestión que no sea el legítimo interés por intentar proteger, promover y restituir los derechos vulnerados de los niños, niñas y adolescentes, que es en definitiva para lo que nos pagan a todas las personas que trabajamos en INAU.
Entonces, en este marco, es muy grave y asombroso que integrantes del Directorio digan que es mejor que los niños, niñas y adolescentes se queden en su casa y no vayan al INAU, en un reconocimiento de que el Sistema de Protección de 24 horas no está protegiendo, pero a la vez no proponiendo soluciones, sino que resignándose e incluso cuestionando decisiones judiciales y recomendaciones técnicas que son las que en definitiva establecen una medida de amparo. Es como que hubieran renunciado o se hayan declarado incapaces de llevar adelante la responsabilidad que se le confirió.
A esto debemos mencionar que las expresiones públicas de mandos medios que intentan excusarse diciendo por mil cosas que salen bien, hubo una que “salió más o menos”, refiriéndose a la muerte de la adolescente en cuestión, genera indignación, confunde más la situación y demuestra lo mal que está nuestra Institución.
Hace cinco meses estamos esperando que el Directorio resuelva el ingreso de personal en varios departamentos del Interior donde desde el Sindicato y desde las Direcciones Departamentales se ha solicitado, por lo menos la reposición de las vacantes que se han generado producto de las jubilaciones, esto es entre cinco y diez funcionarios/as por departamento. Estos departamentos tienen listas de prelación de personal seleccionado para ingresar y en el presupuesto del INAU en el Rubro Cero que es donde se puede contratar personal hay 350 millones de pesos sin ejecutar. Ante nuestro reclamo, los tres integrantes del Directorio nos han dicho que están de acuerdo con el ingreso, sin embargo, en cinco meses, solo lo han resuelto parcialmente en dos o tres departamentos.
Por si fuera poco, corresponde mencionar el deterioro en todo lo que tiene que ver con los controles producto, entre otra cosas, de que se procesó un nuevo ajuste en el dinero destinado para pagar viáticos a los trabajadores que deben hacer sus tareas en otros departamentos, lo que ha generado atraso de hasta cuatro meses en los pagos, y sobre todo ha producido falta de control, ya que las personas que llevan adelante esas tareas de supervisión en los servicios oficiales, por convenio y en el plan CAIF y también los servicios de inspección, no pueden hacerlo de la manera que se deben hacer, como así también afecta la tarea de choferes, educadores/as, entre otros.
Entonces, luego de todos estos años, como sindicato, no nos resignamos ni nos damos por vencidos como al parecer lo hacen las autoridades del Directorio.
Es por eso que nos preguntamos: ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que finalmente se tomen en consideración las demandas, denuncias y también propuestas que hacen las y los trabajadores organizados?
¿Cuántas vidas más deben perderse?, ¿Cuántas piolas se seguirán cortando por el lado más fino?, ¿Cuándo llegará el día en que se hagan cargo del caos que han ocasionado?
Consejo Directivo Nacional