La Doctora Honoris Causa de la Universidad de la República (UDELAR), profesora e investigadora, Judith Sutz, reflexionó sobre la importancia de construir una Estrategia Nacional de Desarrollo desde la diversidad de saberes y la cooperación entre instituciones. Definió el papel de la UDELAR como espacio de «pensamiento a largo plazo», advirtió sobre el negacionismo y los discursos de odio «que amenazan los consensos básicos de la sociedad» y subrayó el valor histórico del vínculo entre la academia y el movimiento sindical «como motor de conocimiento, justicia social y transformación».
El martes 18 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Aula Magna de la Facultad de Información y Comunicación (San Salvador 1944), se realizará el conversatorio “Hacia una estrategia nacional de desarrollo”, con la participación de Rodrigo Arim, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP); Leonardo Loureiro, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales; Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT; y Judith Sutz, doctora Honoris Causa de la Universidad de la República.
La actividad es organizada por la Asociación Uruguaya de Licenciadas y Licenciados en Desarrollo (AULED).
La prestigiosa docente y académica Judith Sutz es ingeniera electricista graduada en la Universidad Central de Venezuela, es magíster en Planificación del Desarrollo, doctora en Socioeconomía del Desarrollo por la Universidad Sorbonne de París y en diciembre de 2022 recibió el título de Doctora Honoris Causa de la Universidad de la República, en reconocimiento a una trayectoria de más de cinco décadas “dedicadas a comprender y fortalecer el vínculo entre ciencia, tecnología, sociedad y desarrollo”.
Sutz considera que no puede pensarse el desarrollo del Uruguay de las próximas décadas desde una sola mirada sino “mediante el diálogo entre distintos saberes e instituciones”. En este sentido, está convencida que la Universidad tiene un rol clave “como espacio de reflexión a largo plazo”, pero afirma que el desafío requiere también la participación del Estado, del sector productivo y del movimiento sindical.
¿Por qué es importante que se encuentren la academia, el movimiento sindical y el sector empresarial para dialogar sobre una Estrategia Nacional de Desarrollo?
Porque el desarrollo es algo que es profundamente multipolo, multifactorial, multimotivacional y por lo tanto nunca se puede mirar desde un solo lado. El gran psicólogo norteamericano Abraham Maslow afirmaba que para la persona que tan solo tiene un martillo, el mundo aparece como un clavo. Y personas con solo un martillo no pueden pensar bien el desarrollo, porque el desarrollo no es un clavo. El desarrollo es un conjunto muy diverso de cuestiones que deben ser miradas desde lugares muy distintos. Y como Leonardo da Vinci ya no tenemos (risas), es muy bueno que gente que proviene de distintos ámbitos -tanto de formación como de responsabilidades institucionales- se junte para hablar justamente de ese proceso tan diverso que es el desarrollo. Me parece, por lo tanto, excelente esta posibilidad de dialogar y pensar juntos.
¿Por qué la UDELAR entiende que es importante pensar, anticipar, proponer y hasta arriesgarse a imaginar el futuro, cuando nos encontramos en un contexto de tanta incertidumbre?
Hay muy pocas instituciones -en los países en general y en el Uruguay en particular- que tengan la vocación y las condiciones para ser instituciones de ‘largo plazo’. La Universidad lo es. Y el desarrollo es un proceso que solo se puede pensar si la dimensión del largo plazo está presente. De ninguna manera quiero decir que solo debamos pensar en la dimensión del largo plazo, por supuesto que el corto y el mediano plazo también son necesarios. Pero es bueno que la Universidad piense en el desarrollo precisamente con la mirada de largo plazo.
Por otra parte, en Uruguay todavía seguimos diciendo “la Universidad”. Yo no estoy contenta con eso, porque me parece que es una anomalía en el mundo. Pero más allá de lo que yo quiera o me guste, hay una realidad: la Universidad de la República concentra aproximadamente el 70% de toda la producción de conocimiento que se genera en el Uruguay. Como también cuenta con una proporción muy grande de los estudiantes y egresados universitarios. Es decir, en términos de institución académica de largo plazo, tiene un rol muy importante.
Ojalá la Universidad hiciera el doble y fuera la mitad en términos proporcionales. Eso significaría que habría muchos más actores en el país haciendo lo mismo, fortaleciendo y diversificando -porque la diversificación es muy importante- y los monopolios nunca son buenos, todo eso ya lo sabemos. Pero hay una resiliencia que viene desde la época de la recuperación de la democracia, que muestra que los números están cambiando muy lentamente. Y mientras las cosas sean así, es bastante natural que la Universidad esté presente en este proceso de conversar sobre el desarrollo.
¿Obstaculiza o perjudica el trabajo de investigación el hecho de tener que discutir permanentemente sobre recursos presupuestales?
Siempre hay que seguir navegando. Y eso significa muchas cosas. Entre otras, significa encontrar algunas pautas, guías, líneas de acción que se salgan de lo que siempre hemos planteado. Está el Presupuesto Nacional, sin duda alguna. Pero ¿la fuente de recursos es solo el Presupuesto Nacional? Pensemos en el volumen de las importaciones asociadas a cuestiones tecnológicas y vinculadas, a su vez, a la responsabilidad del Estado de proveer bienes y servicios a la ciudadanía.
Preguntémonos: ¿cuántas de esas importaciones, en un proceso de planificación de mediano y largo plazo, podrían ser abordadas por la ciencia, la tecnología y la innovación nacional? Saquemos cuentas. Mi hipótesis es que va a dar un monto superior a todo lo que estamos pensando en materia de Presupuesto Nacional para la educación, la ciencia y la tecnología. Entonces, por supuesto que hay que seguir insistiendo en generar recursos a nivel del Presupuesto Nacional a través de los mecanismos habituales del Estado, sea en forma fiscal o la que fuere. Pero también hay que abrir la cabeza a que el Estado puede derivar parte de lo que invierte o gasta, como más le guste llamarlo, en un conjunto de cosas que se podrían hacer acá y que tienen que ver con movilizar las capacidades de investigación, de desarrollo tecnológico y de innovación. Y al que crea que estoy diciendo tonterías, simplemente que vaya tres años atrás y mire lo que pasó durante la pandemia. Durante la pandemia, simplemente, el mercado mundial se cerró y las cosas que se hicieron en este país -cuando no se podía importar- fueron absolutamente extraordinarias. No fueron copias, fueron innovaciones y salvaron miles de vidas. ¿Por qué nos olvidamos tan pronto?
¿Cómo se hace para seguir pensando en perspectiva de futuro con un entorno de embates que ponen en tela de juicio el trabajo académico?
Ese es un problema muy serio: el problema del negacionismo. El negacionismo de las vacunas es uno; el negacionismo del cambio climático, otro. El negacionismo forma parte de un momento histórico que, yo diría, se caracteriza porque aquellas cosas que creíamos firmes para siempre, dejaron de estarlo.
Yo creo que a las mujeres nunca nos van a ‘sacar’ el derecho al voto, pero miremos lo que es la misoginia actual. Uno hubiera dicho que hay cosas que nunca más iba a volver a escuchar, como por ejemplo que las mujeres tienen que estar en su casa criando hijos. Y esas son propuestas de grupos de ultraderecha que en Europa están teniendo muchos votos.
Entonces, forma parte del desafío, replantearnos el mundo actual. ¿Cómo nos las arreglamos para seguir en una línea de mayor sentido común? ¿Cómo hacemos para seguir trabajando en un contexto que se nos ha vuelto tan hostil en tantos frentes? Habrá que encontrar la manera. Quizá ya no como antes, partiendo de la base de que esto está seguro y a partir de eso subimos. Y bueno, en una de esas, se nos han bajado dos o tres escalones, y va a haber que volver a subirlos. Es el proceso en el cual estamos.
La Universidad y el movimiento sindical han desarrollado un proceso histórico de trabajo y cooperación.
Exacto, es histórico y no de ahora. Recordemos que la consigna “obreros y estudiantes, unidos y adelante” proviene de mucho antes de la dictadura. Nos tenemos que remontar muchas décadas atrás. Es un vínculo muy fuerte y hay cosas que no todos tienen por qué conocer. La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) tiene un lugar en la Mesa Representativa del PIT-CNT y la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) pertenece al PIT-CNT. También es importante recordar que no tenemos colegio médico sino sindicato médico. En ese sentido, somos un país muy progresista y creo que es una de las cosas que hay que seguir cultivando con mucha fuerza. Y tratar cada vez más de que la divisoria más dolorosa -que es la divisoria entre trabajo manual y trabajo intelectual, entre los que saben ciertas cosas y los que saben otras y no dialogan entre sí cuando ambos conocimientos son fundamentales y complementarios- se siga reduciendo. Hay que seguir trabajando en esa dirección. Hay mucho para trabajar. Como también es importante contar con un Ministerio de Industria que ayude a que algunas ideas pueden llevarse a cabo. Eso es necesario para poder avanzar.
Esa palabrita que anda por ahí, “sistémico”, es muy importante. Los sistemas están formados por elementos muy diversos que interactúan entre sí, donde cada uno puede potenciar o trabar a las demás.
Por lo tanto, es muy importante la relación entre la Universidad y el movimiento sindical, y también que esa relación esté acompañada por otros espacios públicos y, ¿por qué no?, también privados, para que dé frutos. Así que yo diría que sí, que en mi reflexión, por lo menos, se trata de profundizar todavía más esa relación y darle contenidos muy concretos, sobre todo de apoyo al movimiento sindical. Es muy importante. Está en los genes de la Universidad de la República y en los genes de la universidad latinoamericana. Yo diría que más presente quizá en el Uruguay que en otras partes.