El presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, y el vicepresidente de la Unión de Exportadores, Facundo Márquez, coincidieron en la necesidad de reforzar el diálogo y repensar el modelo exportador de Uruguay. Mientras Márquez reclamó un “shock de reformas” para crecer, Abdala advirtió que depender de commodities condena al país a intercambiar recursos naturales por trabajo sofisticado y dificulta el desarrollo sostenible.
Abdala y Márquez, participaron de un encuentro para analizar la actualidad del “Uruguay exportador”, convocados por el programa periodístico “No Toquen Nada” (FM Del Sol), que conducen los periodistas Joel Rosenberg y Ricardo "Sueco" Leiva.
En ese marco, Abdala destacó el camino construido entre ambas partes y recordó que Márquez ha participado en los actos del 1º de mayo y que el dirigente ha invitado al PIT-CNT a las conmemoraciones de los aniversarios de la Unión de Exportadores. El dirigente sindical subrayó que hay una "cultura" que reforzar, que tanto en los acuerdos como en las divergencias se debe mantener un clima de respeto y diálogo, parte fundamental del capital acumulado. Márquez coincidió con la visión de Abdala y expresó que trabajadores y exportadores mantienen conversaciones regulares.
En cuanto al tema de fondo, Abdala y Márquez analizaron en primera instancia las expresiones del director de la Asesoría Política Comercial del Ministerio de Economía y Finanzas, Juan Labraga, quien afirmó que “Uruguay está exportando por debajo de su potencial”.
Ante estas declaraciones, Márquez señaló un matiz. Explicó que no se trata solo de la exportación, sino del crecimiento del país en general, ya que en los últimos dos años Uruguay creció a una tasa inferior al 2%. Agregó que, con las condiciones actuales, es difícil crecer a otro ritmo, si bien las exportaciones vienen aumentando, para consolidar y ampliar ese crecimiento es necesario un “shock de reformas”.
Por su parte, Abdala sostuvo que está convencido de que no basta con plantear un aumento cuantitativo de las exportaciones, sino que es imprescindible observar cualitativamente qué tipo de productos ofrece Uruguay al mundo e introducir cambios en ese sentido. Coincidió con Márquez en que América Latina tiene un perfil exportador en un mundo en transformación, con una nueva división internacional del trabajo. “Se viene procesando un declive económico de EE.UU frente al ascenso de otras potencias, y el problema de toda América Latina, incluido Uruguay, es que mantiene un perfil exportador basado en materias primas, commodities o productos intensivos en recursos naturales. Por tanto, el país cambia recursos naturales por trabajo sofisticado, y eso es un problema para el desarrollo integral de nuestros países”. El dirigente sindical agregó que es necesario pensar no solo en aumentar la cantidad de exportaciones, sino también en avanzar en procesos que apunten a mejorar su calidad.
Márquez puntualizó que la Unión de Exportadores está convencida de que para que Uruguay crezca es fundamental que crezcan las exportaciones, dado que el mercado interno es pequeño. Afirmó que las grandes inversiones y el trabajo vendrán vinculados a la exportación y que, en ese sentido, se debe trabajar en la inserción internacional, en la reducción del costo país, en mejorar las conexiones logísticas y en sus costos, así como en la transformación educativa. Subrayó, además, que es necesario continuar avanzando en el desarrollo sostenible, un factor clave que diferencia a la región.
En la misma línea, Abdala calificó al sector exportador como “altamente estratégico” y remarcó que el esfuerzo exportador del país es el resultado del conjunto del trabajo nacional. “Lo vemos vinculado a todo el proceso social del trabajo. Es un sector que permite captar divisas y podría estar asociado a una estrategia de desarrollo”. Recordó que desde 2020 hasta la fecha el país ha tenido un importante desempeño exportador. “Se exportaron 56.981 millones de dólares, es decir, un promedio de 11.396 millones de dólares por año”. Señaló que los principales destinos han sido China, Brasil, la Unión Europea y EE.UU, pero que cuando se analiza la calidad de esas exportaciones, los productos son celulosa, carne bovina, soja y lácteos; estos cuatro rubros representan más del 50% de la canasta exportadora. “Si tuvimos tal nivel exportador, ¿por qué esta dinámica no logró convertirse en una de las bases para mejorar el nivel de vida de la población, abatir la pobreza y la desigualdad, y generar la tasa de inversiones necesaria para cambiar la matriz productiva?”, se preguntó. Explicó que esto ocurre porque se intercambian materias primas por trabajo sofisticado, lo que encierra a las sociedades en la “jaula del no desarrollo”.
Por su parte, Márquez reconoció que respecto a la exportación de bienes, Uruguay mantiene un perfil agroexportador con ventajas competitivas importantes. “Pero no es que no tenga valor, porque hoy la celulosa lo tiene gracias a la cadena forestal, y también la carne”. Añadió que a la exportación de bienes debe sumarse la de servicios, cuyo principal destino es Estados Unidos. Destacó especialmente la exportación de software, que ronda los 2.000 millones de dólares anuales y tiene potencial para seguir creciendo. Subrayó que en el exterior se valora la estabilidad del país, pero insistió en que es necesario “cambiar la competitividad” para atraer inversiones.
En cuanto a la competitividad, Márquez planteó que uno de los grandes problemas es el “gasto público”, que debe racionalizarse y hacerse más eficiente. También se refirió a los altos costos laborales y a la necesidad de modernizar los Consejos de Salarios, proponiendo que la negociación sea no solo por sectores, sino también por empresas. En relación al dólar, dijo que, sin entrar en el debate del atraso cambiario, está claro que Uruguay “es un país caro”. Además, consideró clave mantener una inflación baja, ya que “eso ayuda a todos los sectores”.
Frente a estos planteos, Abdala manifestó que Uruguay se encuentra en una trampa. “Nuestro éxito exportador, en las actuales condiciones, establece un modo de crecimiento que lleva en su seno la caída”. Explicó que un éxito basado en materias primas y commodities genera un ingreso de dólares junto con inversión extranjera directa, lo que provoca una apreciación del peso uruguayo o atraso cambiario, afectando la competitividad de los sectores que incorporan mayor valor agregado. “Desde nuestra perspectiva, considerando al sector exportador como estratégico, si durante décadas hemos apostado a lo mismo y el resultado es que cuesta enormemente lograr un crecimiento genuino basado en una competitividad que no dependa tanto de los costos laborales, entonces tenemos que cambiar las cosas. Por eso hemos planteado apostar a un diálogo social que apunte a una estrategia de desarrollo”.
Sobre los Consejos de Salarios, Abdala precisó que la postura del PIT-CNT es concentrar las negociaciones macro en grandes ramas de actividad, en lo que refiere al ajuste general de salarios y los salarios mínimos por categoría. Sin embargo, reconoció que existen elementos que permiten cierta diferenciación. “Tampoco está prohibida la negociación a nivel de empresa”, ejemplificó, señalando que también debe considerarse la productividad del trabajo, dada la heterogeneidad de situaciones. Abdala remarcó que “lo importante es la articulación de la negociación por rama de actividad con la negociación a nivel de empresa”. Dijo que “la experiencia demuestra que cuando no existe negociación colectiva por rama, solo una minoría termina negociando”.
En cuanto a la eventual entrada en vigor del acuerdo MERCOSUR-Unión Europea y las reformas que debería adoptar Uruguay, Abdala afirmó que todo lo que pueda hacerse mejor debe hacerse, pero advirtió que “hablar de reformas en abstracto es complicado; el problema es qué tipo de direcciones de trabajo se deben desarrollar”. Criticó que todo el trámite del eventual acuerdo se ha manejado con “un secretismo espantoso, una negación ultra secreta”, y ejemplificó que el movimiento sindical no cuenta con información sobre la protección del trabajo, la sustentabilidad ambiental ni las leyes laborales correspondientes. “El nivel de desinformación es grande”, sostuvo.
Para generar trabajo en el país -que debe ser cada vez más sofisticado y con mayor conocimiento-, Abdala propuso una mayor interacción entre los ministerios de Relaciones Exteriores, de Ganadería, Agricultura y Pesca, y de Industria, Energía y Minería, junto con las empresas públicas. “Se necesita avanzar en la posibilidad de cadenas productivas regionales, en la complementación productiva intraindustrial, y en mejorar la infraestructura del país y la región, sabiendo que estamos en un lugar estratégico”.
Al respecto, Márquez sumó que una de las reformas clave, más allá de si se concreta o no el acuerdo con la Unión Europea, sería “bajar la tasa consular”, ya que cada producto que se importa fuera del MERCOSUR paga un 5% de tasa, lo que encarece las compras.
“Tenemos que defender el crecimiento porque vendrá con mayor exportación, mayor inversión y a la vez, más trabajo”, concluyó.