Imprimir esta página

Fernando Pereira: "Las posiciones de Fito Garcé son un paso atrás en una visión amplia del papel del sindicalismo en la democracia"

Lunes, 21 Septiembre 2020 21:06
Valora este artículo
(3 votos)

Hay muchos actores políticos que pretenden que la única actividad sindical sea la defensa del salario y las condiciones de trabajo, sin tener en cuenta que la discusión de estos aspectos está íntimamente ligada a una amplia variedad de temas que forman parte de la agenda política.

De acuerdo a esta lógica, no debemos opinar de educación, aunque estamos hablando de la educación de nuestros hijos y aunque participen en los procesos educativos casi 40 mil docentes y funcionarios de la educación afiliados a los sindicatos.

De acuerdo a esta lógica, no podríamos hablar de las empresas públicas, gracias a que no hemos aceptado estos puntos de vista, es que ANTEL es nuestra, porque la pudimos defender entre todos, en un referéndum impulsado por SUTEL y el PIT-CNT.

De acuerdo a esta lógica, no podríamos hablar de economía, porque aparentemente estos temas solo lo pueden abordar aquellos que fueron elegidos para gobernar, y en el mejor de los casos la oposición política, y que los demás esperemos cinco años para opinar. Parece que la inflación, la inversión pública, las compras del Estado, no fueran un componente fundamental del mundo del trabajo.

Lo raro es que un politólogo de la experiencia de Garcé nos quiera minimizar a nuestra función corporativa, dejándonos fuera de los temas de interés nacional, llevándonos a posiciones que se defendían en algunos países de Europa hace demasiado tiempo.

Hace ya varias décadas, las centrales cristianas, socialdemócratas, marxistas, han resuelto en sus sucesivos congresos que el sindicalismo tiene que ser socio-político, y por lo tanto intervenir en todos los procesos políticos que se consideren relevantes para un país.

En el resto del mundo la mayor parte de las organizaciones sindicales tienen una asociación con partidos políticos de distintas extracciones ideológicas.

Pero justamente en Uruguay no. La pluralidad ideológica y la autonomía en relación a los partidos políticos del PIT-CNT, es un caso excepcional en el mundo. Sobran ejemplos de centrales sindicales ideológicas, estrechamente relacionadas con partidos políticos. Basta estudiar un poco para no caer en valoraciones superficiales de este fenómeno en nuestro país.

Pero traer esta situación a Uruguay es un cuento chino. En primer lugar porque no existe ningún vínculo orgánico; en segundo lugar porque hay sectores muy importantes de trabajadores que no pertenecen al Frente Amplio; y en tercer lugar, porque se tomó la decisión de ser autónomo e independientes de los patronos, el Estado y los partidos, y así ha sido.

El índice de conflictividad de la Universidad Católica es un buen elemento para medir que el movimiento sindical no dejó de luchar en ningún momento.

Garcé parte de la base que exclusivamente los partidos marxistas sostienen que el sindicalismo tiene que jugar un papel relevante en la política. Lo sostienes el sindicalismo cristiano y en particular el Papa Francisco, es más alerta que vamos a ser atacados por defender estas posiciones, y vaya si será cierto.

Recomiendo leer el saludo del Papa Francisco a las organizaciones sindicales, como así también la carta del Papa a las organizaciones sociales en abril de este año, cuando recién comenzaba la pandemia.

Lamento que Garcé no tome estos temas para la participación sindical, porque inclusive la OIT le da al sindicalismo un papel mucho más importante que el limitadísimo lugar en donde nos quiere ubicar.

La democracia, aún en las versiones parlamentaristas más extremas, requiere un papel protagónico de los actores sociales. Uruguay tiene una democracia que es reconocida por su calidad. La condición de democracia plena responde sin dudas a un sistema de partidos fuertes, a instituciones consolidadas, pero también, y en un mismo plano, al papel fundamental de los actores sociales, que incluye sin dudas el protagonismo de una central sindical gravitante en la vida del país.

Quizás el ejemplo más claro en la historia nacional de la contribución significativa del movimiento sindical al fortalecimiento democrático, sea el papel de la Huelga General con la que vastos sectores del pueblo uruguayo acudieron al llamado de la CNT y respondieron al golpe de Estado.

En aquel contexto, la dictadura quiso desarticular la lucha sindical por democracia con una oferta generosa en el plano salarial, que fue descartada de inmediato por la CNT, encabezada por Pepe D´Elía. La respuesta de la CNT configura una de las páginas más gloriosas de nuestra historia nacional, fiel a la tradición democrática de nuestro pueblo. Pocas veces quedó tan claramente evidenciada la importancia de que el movimiento sindical no actuara de forma corporativa.

Lamento decir esto, pero no fuimos nosotros los que cambiamos, cambió Garcé, y lo respeto, pero tiene que fundamentar el porqué del cambio. Política solo para los políticos, y los ciudadanos una vez cada 5 años es dar mil pasos atrás en la profundización democrática.

Fernando Pereira

Modificado por última vez en Lunes, 21 Septiembre 2020 21:48
Inicia sesión para enviar comentarios