Sindicato de trabajadoras domésticas: "La situación es gravísima"
A pesar de los avances de los últimos años y las conquistas del sector, las trabajadoras domésticas han sentido de manera directa el impacto directo de la llegada del coronavirus a nuestro país. Despidos, excesos, envíos al seguro de paro, presiones y una serie de señales que denotan que el vínculo laboral para las trabajadoras domésticas sigue estando en zona de riesgo, en términos de precariedad contractual.
"Un día te dicen 'te vas' y tal vez ni te explican por qué, ni te dan tiempo a que te prepares para afrontar el día siguiente".
Lucía Gandara, presidenta del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD), explicó al Portal del PIT-CNT que en tiempos de emergencia sanitaria y cuarentena voluntaria, es muy difícil hacerle entender a los empleadores que las trabajadoras deben seguir percibiendo sus haberes, mientras permanecen en sus casas, hasta que la situación sanitaria se normalice. "Hay un convenio que nos ampara, pero parece que algunos empleadores no lo ven".
Según informó Gandara, el sector está atravesando una situación "gravísima" y para la mayoría de las trabajadoras domésticas, la perspectiva de mantener su trabajo "se vino a pique". Una de las particularidades que afecta directamente a las trabajadoras se debe a la informalidad en el vínculo laboral.
Desde la llegada del coronavirus al país, el SUTD ha recibido innumerables llamados de trabajadoras uruguayas y migrantes preocupadas por su situación particular y buscando orientación sobre cómo proceder cuando se quedan sin nada. "Es impresionante, y lo peor es que una les pide que vayan al sindicato a plantear su situación para buscar un camino entre todas y muchas no van o bien porque no tienen ni para el boleto o vaya a saber por qué".
Gandara reconoció que el actual, "es un momento durísimo para el sindicato" de trabajadoras domésticas. De todos modos, considera que hay que redoblar esfuerzos. "Yo las atiendo a todas las trabajadoras que nos llaman y nos consultan, no me importa si están afiliadas o no, si son uruguayas o hermanas latinoamericanas, a todas por igual".
Además de los despidos y envíos al seguro de paro, hay quienes aún manteniendo su trabajo están en dificultades para cobrar sus haberes ya que los empleadores mandan a las trabajadoras domésticas a cumplir el aislamiento social a sus casas pero no quieren pagarles sus salarios. "Tenemos un convenio desde 2010 que nos avala, pero hay quienes no lo están reconociendo".
Otra de las particularidades que afecta al SUTD es que muchas de las trabajadoras se encuentra comprendida en la población de riesgo, por su edad, o por padecer distintas enfermedades pulmonares, cardíacas o diabetes. "Esas compañeras deben ir directamente al seguro de enfermedad pero casi nunca las envían allí", aseguró.
En este contexto, el SUTD ha mantenido espacios de análisis y reflexión sindical vía WhatsApp pero está evaluando otras alternativas para después de semana de turismo. "Algo tenemos que hacer, cada una desde su filial, tenemos que ver de qué forma podemos apuntalar y reactivar a las compañeras y ayudar como sea".
En Montevideo, el sindicato está elaborando canastas para asistir a las trabajadoras domésticas que se encuentran en situación más vulnerable.
Una trabajadora, una familia detrás
Cada trabajadora doméstica, tiene su propia familia que cuidar. Según explicó Gandara, muchas son jefas de hogar y tienen varios hijos. "Ellas se tienen que cuidar también por sus hijos. Y además, si salen en estas circunstancias tan críticas y sin clases en las escuelas ¿con quién dejan a sus hijos?".
Otro de los aspectos que preocupa al SUTD refiere a los riesgos a los que se exponen las trabajadoras en el transporte público para llegar hasta sus lugares de trabajo. "Vamos con miedo, en el ómnibus hay veces que viajas con mucha gente y no sabés a qué te estás exponiendo. Claro que vamos con miedo", reconoció.
En relación a los cuidados preventivos en cada casa, sostuvo que "hay de todo". Casas donde se les pide que se descalcen al ingresar, usen tapabocas y guantes, y otras en las que "no les importa nada". En este sentido, reflexionó que los empleadores deberían pensar en el bien colectivo, cuidar a quien cuida a sus familias, y respetar los derechos de las trabajadoras. "Deberían ser más humanos, mirá lo que terminamos reclamando, un poco de humanidad, en qué nos hemos convertido…".