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Intervención de Fernando Pereira en la 106º Conferencia Internacional de OIT

Jueves, 08 Junio 2017 10:19
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Sr. Ministro Luis Ernesto Carles, Presidente de la 106ª reunión, de la Conferencia Internacional del Trabajo.

Sr.  Guy Riders, Director General de la Oficina Internacional del Trabajo.

Señoras y Señores Delegados.

Es un alto honor dirigirnos a esta Magna Asamblea en nombre de las y los  trabajadores del Uruguay.

Asistimos a una época de profundas transformaciones, marcada por una revolución tecnológica que parece no tener límites. El progreso material y el conocimiento humano han alcanzado horizontes inimaginables.

La biotecnología, la robótica y las comunicaciones son ejemplos de dichos avances.

No obstante ese enorme progreso el Hombre no ha podido eliminar las lacras que laceran la Humanidad y condenan a millones de hombre y mujeres a vivir en la pobreza, la marginación y ausencia total de Libertad.

No solo la violencia y las guerras (forma extrema de la violencia) obligan a millones de personas migrar a riesgo de sus propias vidas, sino también las situaciones de explotación e injusticia que padecen en sus países de origen.  

Para unos la utopía (el país de la “abundancia de miel y leche”) se ha convertido en realidad, en tanto que para la inmensa mayoría la humanidad ese horizonte sigue siendo una quimera.

Como hace 200 años la revolución en curso se presenta como el Dios Jano. Como aquél tiene dos caras, una refleja la promesa de una mejor calidad de vida y la otra, una maldición por cuanto conlleva la perdida de trabajo y derechos para millones de hombre y mujeres, sumado a nuevas formas de servidumbre que atentan contra los valores de Libertad, Igualdad y Solidaridad.

En este contexto la OIT debe asumir un rol protagónico y generar una legislación que consagre niveles de protección éticamente aceptables conforme a la evolución jurídica de nuestro tiempo. Reglas internacionales vinculantes sin las cuales la vorágine del mercado solo puede conducir a mayores iniquidades e inestabilidad social.

La globalización requiere de reglas y estas no son (ni pueden ser) las reglas de  la oferta y la demanda. Lo contrario es dejar librado el camino al “dumping social” y fragmentación social.

El desempleo crónico, las modalidades atípicas de empleo, la migración, el poder creciente de las multinacionales y una cada vez mayor desigualdad social, son fenómenos que requieren respuestas urgentes. Las normas por si solas no solucionaran estos problemas, pero no hay solución posible sin estas.

Ha sido un acierto incluir en la presente reunión el tema de la Migración. Estamos viviendo una situación verdaderamente escandalosa, donde todos los días miles de seres humanos se ven sometidos a vejámenes y riesgos por el hecho de buscar un mejor destino para sí y su familia. Una tragedia que nos indigna y nos convoca desde lo más profundo a procurar una solución digna. Un imperativo humano y ético que no podemos soslayar!

Yendo a cuestiones nacionales debemos realizar algunas consideraciones sobre el Dialogo Social y la negociación colectiva en Uruguay. Una retrospectiva que no tiene otro fin que dar cuenta de una experiencia que en términos de progreso ha significado un avance para los trabajadores y trabajadoras de nuestro país.  

El sistema de negociación colectiva hoy vigente en el Uruguay, que combina la negociación tripartita con la bipartita, ha llevado a unas relaciones laborales más equilibradas, más democráticas y más equitativa en la distribución del ingreso.

Algunos datos: la negociación colectiva abarca al 100 % de la fuerza laboral. Ha permitido un crecimiento sensible del salario real (crecimiento promedio periodo 2004-2016: 3,81 %, habiendo sido en este periodo el crecimiento promedio del PBI 4,67%), y los niveles de acuerdos superan el 90%.

Permitio elevar los salarios más bajos, en particular el salario mínimo aumento de 276% en su poder de compra. Se redujo la pobreza personal en un 32,5 %, y la informalidad disminuyo en forma notoria.

Un sistema jurídico que tiene como finalidad apoyar y fomentar el dialogo y la negociación colectiva, en cuanto instrumentos esenciales para la convivencia de intereses  contradictorios y la vigencia plena de la libertad sindical.

Una regulación inspirada y ceñida a los principios y derechos fundamentales relativos al trabajo.

Reglas que otorgan certeza y seriedad al sistema de relaciones de trabajo, lo que ha favorecido la inversión privada (143%) y la generación de empleos.

El movimiento sindical ha señalado reiteradamente que aun reconociendo los avances que supuso la Ley 18.566 en materia de negociación colectiva, ella no recoge aspectos considerados claves, por ejemplo el derecho de información.

También ha dicho, a raíz de la queja presentada por dos organizaciones de empleadores y la OIE,  que está dispuesto a introducir modificaciones a la ley, pero ello siempre que impliquen un mejoramiento de la norma y no un retroceso. El cambio debe apuntar a mejorar y consolidar los derechos allí contenidos.

Es en esa lógica que los trabajadores han asumido  un compromiso tripartito, tras múltiples instancias de negociación, tendiente a solicitar apoyo técnico a la OIT, con miras a tentar una solución negociada que ponga término a una queja que no tiene otro motivo que cuestionar la política laboral seguida por Uruguay en estos años y que ha sido, desde todo punto de vista, sumamente positiva para el País.

Esta Organización ha considerado al modelo uruguayo como un modelo de referencia para muchos países de la región, y del mundo, en cuanto a la adopción de sistemas de relaciones laborales públicos y privados.

Ahora bien, esa realidad, que pone de manifiesto el sistema normativo, no se compadece, desde el punto de vista del Movimiento Sindical Uruguayo, con la aplicabilidad práctica de las normas nacionales y supranacionales en lo que concierne al Sector Público.

Apoyamos el sistema de relaciones laborales en el sector público vigente en Uruguay, y lo hacemos desde el convencimiento de que es la herramienta más poderosa para construir trabajo decente, mejorar el papel del Estado y la calidad de los servicios públicos. Pero necesitamos asimismo que este sistema sea fortalecido, que las normas sean efectivamente aplicadas, y que nuestra participación  nos permita ejercer la actividad sindical de conformidad con los derechos reconocidos en la Ley 18508.

Resultaría adecuado, conforme a las expresiones del Dr. General en oportunidad de su visita a Uruguay, oportunidad en que pondero la justicia y la equidad  esas normas, que se asistiera técnicamente a los actores del sistema colectivo  en el sector público, Gobierno y funcionarios públicos, en oportunidad de la visita a nuestro país de cualquier misión de OIT que dirigiera sus actuaciones a estas cuestiones, como forma de fortalecer las relaciones laborales en la Administración Pública, consolidando un marco institucional que permita a los trabajadores estatales, considerar efectivamente que cualquier cambio determinado como componente del FUTURO DEL TRABAJO, es más una oportunidad que un riesgo, y que en estas relaciones de trabajo se desarrollen mecanismos de diálogo y negociación de acuerdo a los Convenios Nº 151 y 154 de OIT.

Teniendo presente el compromiso del Movimiento Sindical uruguayo con los principios y objetivos que animan a la OIT, reafirmamos nuestra disposición a trabajar en conjunto con miras a revitalizar su función normativa (una de las razones históricas de su creación) y el rol que a esta compete asumir en la ora actual, en el conjunto de las organizaciones que componen el sistema de Naciones Unidas.

Una vez más frente a la ética del frio mercado se opone la ética de la Dignidad Humana, nada duradero se construye sin respetar la Libertad, la Igualdad y la Solidaridad, entendidos esos valores esenciales en su sentido integral y sustancial.

Muchas gracias Sr. Presidente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Modificado por última vez en Jueves, 08 Junio 2017 10:30
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