49 años de la Heroica Huelga General
El Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT resolvió convocar a una concentración y acto el día lunes 27 de junio a partir de las 18 horas. Esta actividad se desarrollará en la explanada de la Universidad de la República y se realiza con motivo de homenajear a los 49 años de la huelga y en defensa de las empresas públicas y el patrimonio nacional.
Mucho se ha escrito y hablado del golpe cívico militar que por más de una década ejerció el terrorismo de Estado en el país. A esta violación de la Constitución de la República respondió el movimiento sindical dejando, en muchos casos la vida, con lucha y una huelga general que durante 15 días mantuvo el reclamo de democracia y libertad. Luego vendría la resistencia, más tortura, más desaparecidos y finalmente el grito ensordecedor de libertad y democracia que copó las calles y se convirtió en el acto del Día de los Trabajadores, el 1º de mayo de 1983.
En el mundo es muy rica la lucha y el sacrificio de los trabajadores en reclamo de derechos, derechos humanos, derechos laborales, derecho a la democracia y derecho a la justicia.
Derechos cercenados
En 1968, al comienzo de la presidencia de Jorge Pacheco Areco, se inició la etapa de agudización de la crisis que afectaba a la sociedad. Aunque se mantenía dentro de los límites de la Constitución, el presidente colorado al recurrir al mecanismo de las medidas prontas de seguridad, basó su política en el Poder Ejecutivo, previsto en la Carta Magna de 1967. De esta manera, sin afectar en esencia la autonomía de los poderes legislativos y judiciales, Pacheco fue el promotor de transformaciones radicales , las cuales se ejecutarían al año siguiente. En este marco, a partir de setiembre de 1971, la crisis ingresó a una nueva lógica cuando las Fuerzas Armadas (FFAA) asumieron la conducción de la lucha antisubversiva. Lo que determino una creciente intervención de los militares en los asuntos públicos. Lo cual culminó en el golpe de Estado cívico militar que se concretó el 27 de junio de 1973.
El 14 de agosto de 1968 murió el estudiante Líber Arce, herido en las puertas de la Facultad de Veterinaria. Su nombre se transformó en consigna y su deceso conmovió al país y marcó hasta nuestros días a toda una generación de jóvenes, en su mayoría estudiantes, pero también obreros e intelectuales. Luego vendrá la larga lista de muertes.
Febrero Amargo, se titula el libro de Amilcar Vasconcellos, que denuncia el jueves 1º de febrero de 1973 lo que ya se venía gestando desde hacía ya tiempo, el golpe de Estado. El dirigente del Partido Colorado, alejado de la posición que mantenía su correligionario en el gobierno y de la mayoría de los integrantes de su partido, en un espacio de CX 16 Radio Carve, sostiene que: “Quiero hacer llegar al pueblo de mi país en esta tremenda hora de la verdad, un mensaje que estimo es mi profunda obligación trasmitir. Hace un siglo el Uruguay entraba a la etapa histórica que fue conocida por el período militarista. Estos días han resurgido, y no por mera coincidencia, panegiristas entusiastas de Latorre. El País (Diario) está entrando nuevamente a otro período militarista. Naturalmente, con características diferentes al de entonces”. Agrega también que “las instituciones, por otra parte, y el respeto a las mismas, poseen ahora una fuerza de hecho histórico que nadie puede negar. Quien levante su mano para traicionarlas –nadie lo ignora- aunque pueda recoger el momentáneo aplauso de los serviles de turno y de los incautos que rinden tributo al vencedor de la hora, lleva consigo una mancha indeleble que recaerá no sólo sobre su persona sino que se volcará sobre sus descendientes. La técnica ha cariado”.
Finalmente se sostiene que: “todo es todavía simple con un poco de decisión; todo es inmensamente difícil ya si no hay ánimo y voluntad de decirle a la República: en el Uruguay sólo mandan las instituciones, fiel reflejo de la voluntad popular, a través de sus gobernantes electos por la ciudadanía en función de las normas que regulan nuestro ordenamiento jurídico. Los demás, están de más. Y si entre su ambición personal y el país prefieren la primera, que le hagan un gran bien a la República, a si mismos y a sus descendientes: que se retiren, todavía con honor, a la vida privada. Que nadie se haga ilusiones: Latorre llegó y nadie ha olvidado cómo se tuvo que ir; los latorritos que tratan de llegar –aunque puedan lograrlo mediante la ayuda de cobardes y traidores- que no olviden la lección histórica”.
Terminar huelgas, despolitizar y privatizar
Gerardo Caetano y José Rila en la publicación “Breve Historia de la Dictadura” informan: “Un día antes del golpe, un grupo de empresarios e inversores extranjeros de Business Internacional había mantenido una “reunión de trabajo” con representantes de las FFAA (el general Gregorio Álvarez, el capitán de navío Hugo Márquez y el coronel Abdón Raimundez), planteándoles la necesidad de “terminar con las huelgas, despolitizar a los obreros y privatizar el sector público”. Mientras tanto en la misma mañana del 27 y dando cumplimiento automático a la resolución ya anteriormente definida, miles de trabajadores ocupaban sus lugares de trabajo, iniciando así la huelga general antidictatorial, verdadero eje de la primera resistencia antigolpista. Eran dos de las tantas caras de una coyuntura política especialmente compleja, en la que –sin coincidir empero mecánicamente- los polos de la lucha social también penetraban y nutrían de contenido a la controversia institucional.
Por si alguien tenía alguna duda, los sucesos que sobrevinieron inmediatamente después del golpe dejaron en claro que si en febrero alguna “chace” hipotética habían tenido los militares “febreristas”, en junio, los “duros” hegemonizaban la situación e imponían como base programática la ya famosa “Doctrina de la Seguridad Nacional”. Las características de la represión desatada (prohibiciones y censuras de prensa, detenciones masivas, restricciones al derecho de reunión, etcétera) permitieron perfilar ese hecho con claridad. Aún persistieron ciertos confusos espacios de negociación (el ministro del Interior, coronel Néstor Bolentini, mantuvo el mismo día del golpe una extensa reunión con delegados de la CNT), que se disiparon rápidamente. Apenas tres días después, el Poder Ejecutivo decretaba la disolución de la CNT, clausurándose sus locales, procediéndose a la incautación e interdicción de sus bienes y valores y disponiéndose el arresto y pase a la Justicia de sus dirigentes. Asimismo, las muertes en los primeros días de julio de los estudiantes Ramón Peré y Walter Medina marcaron a fuego a toda la oposición con las primeras víctimas del régimen de facto instaurado.
Aunque con algún avance respecto a febrero, nuevamente volvieron a aflorar grandes dificultades en la constitución de un frente de fuerzas antidictatoriales. En el Partido Colorado, el entonces embajador en España Jorge Pacheco Areco envió un telegrama de adhesión al presidente (Juan María) Bordaberry, siendo acompañado en esa actitud por su grupo político, la entonces llamada “Unión Nacional Reeleccionista”. Mientras tanto, el sector de Unidad y Reforma –Lista 15- hacia saber su oposición al proceso iniciado el 27de junio, aunque al mismo tiempo negaba toda vinculación posible en el plano de la resistencia antidictatorial con el Frente Amplio. En el Partido Nacional, mientras sectores que habían apoyado la candidatura de Aguerrondo en 1971 expresaban su adhesión a Bordaberry, los movimiento Por la Patria y de Rocha ratificaban su repudio a la dictadura e incluso convergían con el Frente Amplio en acciones concertadas de resistencia. En el que fue sin duda el hecho político-partidario de mayor relevancia en la lucha inicial contra la dictadura, el Partido Nacional y el Frente Amplio hicieron público el 5 de julio, un documento común titulado “Bases para la salida de la actual situación”, en el que se levantaba una plataforma de seis puntos: restablecimiento de libertades y derechos; restablecimiento de la actividad de los partidos y las asociaciones gremiales; recuperación de salarios y pasividades y contención de carestía; compromiso en la promoción de un programa mínimo de transformaciones económicas y sociales; cese de Bordaberry y establecimiento de un gobierno provisional; y por último, Instalación de una Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa y convocatoria inmediata a elecciones”.
El 9 de julio se produjo una multitudinaria manifestación por la avenida 18 de julio, que fue violentamente reprimida por efectivos del Ejército. Entre las centenares de detenciones realizadas durante la concentración o al cabo de la misma, se destacó la del general (r) Líber Seregni, que a partir de entonces sería sometido a la Justicia Militar, y luego degradado de su rango castrense, permaneciendo en prisión (con un breve intervalo de libertad provisional) hasta comienzos de 1984. Por su parte, el 11 de julio, en una reunión de 43 organizaciones obreras, con 40 votos a favor, dos en contra y una abstención, la CNT decidía el levantamiento de la huelga general, cerrando sin duda toda una primera etapa de la lucha antidictatorial”.
Conferencia de prensa y acto simbólico
Precisamente, este lunes 27, en la sede de la calle Jackson 1283, se realizará la entrega al PIT-CNT de materiales históricos de la clase obrera, a 49 años del Golpe de Estado y de inicio de la heroica Huelga General. Estos documentos que son desincautados y entregados al movimiento obrero nos permiten entender las prácticas del Terrorismo de Estado, cómo funcionaban los servicios de inteligencia y sus mecanismos de registro y vigilancia aportando un grano más a la construcción de la memoria. Es una primera etapa que esperamos profundizar para devolver a toda la sociedad los materiales de denuncia del autoritarismo que permanecieron encerrados en dichos archivos.
Nunca más Terrorismo de Estado.