En el país de no me acuerdo

Martes, 10 Mayo 2016 12:18
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Entre tanto abrigo, alimentos, colchones, medicamentos, bidones de hipoclorito, electrodomésticos y muebles que llegan a diario a la casa de los trabajadores, no deja de conmover cada niño que ingresa con su juguete preferido para que comience a ser el juguete preferido de otro niño o niña de las zonas más afectadas.

La solidaridad no sabe de pausas en las extensas jornadas de organización de las montañas de solidaridad que llegan de todas partes. Carolina (Sutel) y su hija Beatriz siguen al firme, calladitas, sin barullo, organizando y clasificando lo que a las pocas horas partirá para alguno de los muchos lugares del país afectados por el evento climático. “Es divino ver llegar a los niños porque ellos de verdad vienen con sus juguetes preferidos, no es que traen los chiches que ya no usan o que no les sirven, ellos te cuentan que esos juguetes son muy importantes y que prefieren dárselos a otros niños, son para los que se quedaron sin casa y sin juguetes, te dicen”.     

A la sede central del PIT-CNT continúan llegando incesantemente autos, camiones, gente a pie, delegaciones de instituciones educativas, religiosas, y por supuesto, de todos los sindicatos, federaciones y cooperativas. Es un dato fácilmente comprobable con darse una vuelta por la calle Jackson a cualquier hora del día.

“Señoras con sus carritos, gente con una o dos bolsitas, autos lindos y de los no tan lindos y los niños que vienen con sus madres son lo que más te emocionan, porque eso es solidaridad y no beneficencia”. Para Carolina es muy importante que a los niños y niñas se les transmita “esos valores”.

Beatriz va a trabajar como brigadista voluntaria aunque no vaya su mamá algún día que se le complica por temas laborales. A ella en el liceo la felicitaron cuando se enteraron de lo que estaba haciendo. “Cuando vieron la nota anterior no podían creer y me felicitaban y yo no entiendo por qué”. Es que en realidad ella entiende que hace “lo que cualquiera tendría que estar haciendo y sé que hay mucha gente de mi edad que está en la misma”. Más allá de las felicitaciones de sus compañeras y compañeros del liceo 17, inmediatamente se organizaron para recolectar más elementos para donar. “Ya pasó casi un mes y no voy a dejar de venir hasta que se precise”. Para su mamá, el orgullo se renueva cada día y el compromiso también. “Es que esto nos demostró que los uruguayos somos solidarios. Aunque a algunos les podía parecer que nos habíamos olvidado, en todo caso ahora nos hemos acordado que somos solidarios, eso somos”.   

Modificado por última vez en Martes, 10 Mayo 2016 17:06
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